HERSTORY es una iniciativa de la Facultat d’Humanitats de la UPF, guiada por la profesora Tamara Djermanovic. Está coordinada por la escritora y especialista en género Mª Ángeles Cabré, y en esta primera fase ha contado con la colaboración de la profesora Rosa Cerarols y de las estudiantes Giorgia Capiotto, Maria Fernández, Thomai Gkiata y Ada Morillo (Global Studies-UPF). HERSTORY Quiere ser un proyecto en expansión.
La ambición por transformar las cosas siempre va acompañada de una buena dosis de espíritu revolucionario. Así lo demostraron Marie Curie, Frederica Montseny, Frida Kahlo, Miriam Makeba y Carla Lonzi.
Frederica Montseny nació en Madrid en 1905 y murió en Toulouse en 1994. Fue una política, pensadora y escritora anarquista, y se le conoce por haber sido la primera mujer que ocupó una cartera ministerial en España, en concreto durante la Segunda República.
A diferencia de sus coetáneos, no fue a la escuela y fue su madre, que era maestra, quien se ocupó de su educación. En 1912, sus padres, ambos anarquistas, fueron desterrados y se mudaron a Barcelona, ciudad que tuvo una gran relevancia para su formación. En 1923 empexó a colaborar con el sindicato catalán Solidaridad Obrera, y a escribir sobre temáticas como el feminismo, el individualismo y el idealismo para La Revista Blanca, fundada por sus padres. Junto a su familia participó en la fundación de la Federación Anarquista Ibérica (FAI) y en 1931 entró en la CNT (Confederación Nacional del Trabajo).
A los veinticinco años se casó y en 1933 tuvo la primera de sus tres hijos, a quien decidió poner el nombre de la heroína de su novela La Indomable: Vida. Para Montseny la maternidad era un atributo esencial de la mujer y, de hecho, comparaba a una mujer sin hijos con un árbol sin fruto o un rosal sin rosas. Debido a su faceta de militante y propagandista, tenía que ausentarse a menudo y era su familia quien se ocupaba de sus hijos; por suerte, vivían todos juntos.
Durante el gobierno de Largo Caballero (1936-1937), llegó a ser ministra de Sanidad y Asistencia Social. Se la recuerda por la instauraciónd el Consejo Nacional de Asistencia Social, la creación de casas para la rehabilitación de los combatientes y el Instituto de Higiene de Alimentación. Tras el comienzo de la crisis del gobierno de Largo Caballero, Montseny abandonó su cargo. Acabada la Guerra Civil, el triunfo franquista la obligó a exiliarse y escapó a Francia, donde no dejó de ocuparse de la organización de la CNT. Además, continuó escribiendo y organizando congresos y conferencias que le permitieron difundir sus ideas. Según ella, lo fundamental para una mujer era ser libre, instruida, tener autonomía sexual e independencia económica.
Entre los textos que escribió en los años cincuenta y sesenta destacan Cien días en la vida de una mujer, Pasión y muerte de los españoles en Francia y Heroínas, que tratan sobre sus experiencias personales, sobre las mujeres y sobre política.
Tras la muerte del dictador fascista Francisco Franco en 1975, decidió volver a España y se instaló en Barcelona. Durante los años setenta y ochenta viajó por España dando conferencias. En 1990 su salud se deterioró y murió cuatro años después.
Montseny ha pasado a la historia como una luchadora revolucionaria y, entre otros sobrenombres, fue conocida como “La leona”. La cuestión de la emancipación femenina constituye el tema central de muchos de sus textos, pero no se reconocía como feminista. Afirmaba: “¿Feminismo? ¡Jamás! ¡Humanismo siempre!”. Consideraba el movimiento feminista como un movimiento burgués y reformista y no estaba de acuerdo con la lucha autónoma de las mujeres porque, decía “Los dos sexos están oprimidos, no sólo las mujeres. Eso quiere decir que sólo existe una liberación por la que han de luchar juntos hombres y mujeres”.
Autora: Ada Morillo
Pintora del color y del dolor, a la mexicana Frida Kahlo (1907-1954) la tenemos por una fuerza de la naturaleza. Quizás porque nació el año que dio comienzo en su país la revolución o por la poliomielitis que la aquejó desde siempre y la invitó a superarse, agravada por el accidente de tráfico que casi acaba con su vida a los dieciséis años. Su existencia fue un incesante entrar y salir del quirófano: calcula que sufrió una treintena de operaciones y siempre necesitó de unos rígidos corsés para sostener su frágil columna vertebral.
Era aún una adolescente cuando conoció al muralista Diego Rivera. Este, que por entonces ya era famoso, fue invitado a pintar un gran mural en la Escuela Nacional Preparatoria de México donde ella estudiaba -y donde, de hecho, hacía poco que las chicas tenían acceso-. Kahlo quedó prendada de ese hombre gigantesco y excesivo. Aunque él tenía veinte años más que ella, más adelante se casaron. Su matrimonio sería todo menos tranquilo. Incluso se separaron y, en un ataque de pasión, volvieron a casarse una segunda vez. Uno al lado del otro, parecían un elefante y una hormiga, aunque ellos hablaban de la unión entre un elefante y una paloma.
Frida Kahlo fue un personaje muy conocido en su tiempo -tal vez más que su obra- y clara muestra de ello es que, cuando visitó París, la célebre diseñadora Elsa Schiaparelli, impresionada por sus coloridos vestidos y sus exóticos abalorios, creó el modelo Señora Rivera. Estrecho fue su contacto con los surrealistas que tuvieron su epicentro en la capital francesa, aunque ella insistía en afirmar que ella no de dedicaba a pintar sus sueños, sino que pintaba su propia realidad. Evidentemente una realidad pasada por su propia subjetividad y con una clara influencia del arte popular mexicano. Pero no fue en París sino en Nueva York donde realizó su primera exposición. Eso sucedió en 1938 y después participó en importantes muestras colectivas que tuvieron lugar en museos tan relevantes como el MoMA.
Si contemplamos sus obras en su conjunto, son el claro testimonio de esa existencia dolorida pero llena de entusiasmo. En especial sus ingentes autorretratos, nos la muestran en sus muchas facetas y hacen las veces de autobiografía. Su pintura fue admirada por artistas de la talla de Picasso o Duchamp. Dejando de lado su tortuosa relación con Rivera, plagada de infidelidades y terceras personas, hay que decir que Frida era bisexual y se le atribuye una relación estrecha con Chavela Vargas, así como una liason con la cantante Josephine Baker.
Frida Kahlo está indisociablemente ligada a la casa de Coyoacán que su padre, que era fotógrafo, había hecho construir en ese bonito barrio: una casa de fachada azulada que, cómo no, se conoce con el nombre de la Casa Azul. En la actualidad alberga el Museo Frida Kahlo, que encierra su particular universo. Allí fue donde nació y allí fue donde murió -con una pierna menos que le tuvo que ser amputada a la altura de la rodilla-. Hoy es un mito que el feminismo ha recuperado como ejemplo de superación femenina.
Autora: Mª Ángeles Cabré
Esta legendaria cantante sudafricana es ante todo un símbolo de la lucha a favor de los derechos humanos y contra el apartheid. Conocida como “Mamá África”, Miriam Makeba fue la primera mujer negra en ganar un Grammy, aunque tuvo que compartirlo con Harry Belafonte, con quien realizó el álbum premiado. Nació en Johanesburgo en 1932 y su infancia estuvo marcada, como no podía ser de otro modo en esa época, por la discriminación.
Perteneciente a la etnia xhosa e hija de un chamán, Makeba creció el Pretoria. Se casó siendo aún muy joven con un policía que la maltrató, para después abandonarla. Con él tuvo a su única hija. Sus primeros pasos artísticos los dio en Sophiatown, un suburbio de su ciudad natal marcado por la interculturalidad. En los años cincuenta se integró en el grupo Manhattan Brothers y después fundó su propia banda, The Skylarks, en la que combinaba la música tradicional africana con el jazz. Asociada artísticamente con el actor y cantante también de raza negra Harry Belafonte, fue una gira por los Estados Unidos que hizo con él la que la catapultó a la fama, pues en ella cosechó grandes éxitos de crítica y público.
Rápidamente se erigió en un símbolo de la lucha contra la segregación racial. Fue tal su compromiso con dicha causa que en 1963 incluso llegó a testificar ante las Naciones Unidas contra el gobierno sudafricano acusándolo de discriminar a las personas negras. Ello llevó a que su música fuera prohibida en su país y que ella misma no pudiera regresar. Su exilio duró tres décadas, transcurridas en diversos países.
El 1968 contrajo matrimonio con el activista Stokely Carmichael, líder del Partido Pantera Negra, la organización revolucionaria que invitaba a los negros a la autodefensa. Su tercer marido sería el trompetista de jazz Hugh Maseketa. Más adelante, ya en los años noventa fue Nelson Mandela quien la animó a regresar a Sudáfrica. Una vez en el poder, este llegó a ofrecerle una cartera ministerial en el gobierno, aunque la cantante la rechazó. Ella hacía política con la voz.
Acompañada por instrumentos étnicos, Miriam Makeba supo llevar a los escenarios las tradiciones de su pueblo y actuaba ataviada con trajes típicos de su tierra, queriendo transmitir a su público el alma africana. Editó una veintena de álbumes e indiscutiblemente su gran éxito fue el tema “Pata Pata”, publicado en 1967, que se convirtió en un hito de la música pop y que ha sido versionado en numerosas ocasiones. Asimismo interpretó diversos papeles cinematográficos, incluida una versión de King Kong.
Recibió diversos galardones de prestigio, como el Premio Nelson Mandela, el Premio de la Paz Otto Hahn -otorgado por la Asociación alemana de la ONU-, el Polar Music Prize -otorgado por la Real Academia Sueca de Música- y la Legión francesa. Falleció en el sur de Italia en 2008, tras participar en un concierto contra el racismo. Puede decirse pues que fue combativa hasta el final.
Autora: Mª Ángeles Cabré
Nacida en Varsovia en 1867, Maria Sklodowska era hija de un profesor de física y matemáticas que jamás soñó con que su hija acabaría destacando en la ciencia hasta el punto de merecer el Premio Nobel, y nada más y nada menos que en dos ocasiones. De hecho, en la Polonia ocupada por Rusia a las mujeres les estaba prohibido el acceso a la universidad, de modo que para poder proseguir sus estudios tuvo que trasladarse a Francia, donde adaptó su nombre de pila. En París una beca en la Sorbona le permitió obtener la licenciatura en Física y también en Matemáticas. Cabe destacar que en física fue la primera de su promoción y en matemáticas, la segunda.
Físico era también el profesor Pierre Curie, junto al cual comenzó a trabajar largas horas en el laboratorio y con el cual se casó, adoptando su apellido, como era entonces costumbre. Amén de practicar una de sus aficiones comunes, el ciclismo, la pareja consagró sus investigaciones a los efectos de los recién descubiertos rayos X, arriesgándose a sus nocivos efectos. Dicho trabajo los llevó en 1903 a recibir el premio Nobel de Física junto a Henri Becquerel. Marie y Pierre prosiguieron esforzadamente sus experimentos. Pero la tragedia se cernió sobre ellos y en 1906 él fue atropellado por un carro en las inmediaciones de su domicilio. Marie quedó sola con dos hijas y ocupó la cátedra de Física de su marido, que sin duda de otro modo no hubiera logrado nunca, convirtiéndose así en la primera mujer catedrática de la Sorbona. En 1911 fue galardonada en solitario por la Academia Sueca con el Premio Nobel de Química por haber lograron aislar dos elementos químicos, el radio y el polonio.
Aunque nunca nadaron en la abundancia, los Curie jamás patentaron sus descubrimientos por considerar acertadamente que los avances científicos eran patrimonio de la humanidad. Además, durante la Primera Guerra Mundial madame Curie puso sus conocimientos al servicio de su país adoptivo y se convirtió en directora del Servicio de Radiología de la Cruz Roja francesa. En compañía de una de sus hijas, se lanzó a visitar los frentes bélicos para tratar a los soldados heridos con un aparto de radiografía móvil que evitaba amputaciones innecesarias. El vehículo que las transportaba junto al milagroso ingenio fue bautizado como “Petit Curie” y es seguro que salvó muchas vidas. Asimismo, la científica descubrió que la radioterapia podría ser muy útil en el tratamiento contra el cáncer.
Casi con certeza Marie Curie falleció a causa de las radiaciones recibidas durante su fecunda carrera, hasta el punto de que su ataúd tuvo que ser sellado con plomo para aislarlo de la radiación. Eso sucedió en 1934 y años más tarde su hija mayor, Irène, en honor a la tradición familiar, recibió también el Nobel de Química. En el mundo de la ciencia, aún hoy demasiado masculinizado, madame Curie es un emblema de talento y empoderamiento, y un referente a la hora de animar a las niñas y jóvenes a escoger ese camino.
Autora: Mª Ángeles Cabré
Carla Lonzi, crítica de arte y filósofa, nació en 1931 en Florencia y falleció en Milán en 1982. Fue la primera de cinco hijos y no reaccionó positivamente a la llegada de sus hermanos; de hecho, el sufrimiento que padeció por la pérdida de su privilegio de hija única la llevó a buscar de forma anticipada su autonomía. Debido a este deseo de independencia, con sólo nueve años dejó a su familia para estudiar a un colegio cerca de Turín. Esa experiencia formativa marcó significativamente su vida. Estudió en el Liceo Michelangelo de Firenze y después se inscribió a la facultad de Letras. Tras su graduación se mudó a Roma, donde conoció a Mario Lena, comprometido con el Partido Comunista Italiano (PCI), con el que se casó en 1958 y tuvo un hijo. En 1959 se trasladó a Milán.
A partir de 1962 y durante cinco años Lonzi se ocupó de exposiciones de artistas muy conocidos, tanto italianos como extranjeros. Gracias a su trabajo tuvo la ocasión de vivir seis meses en Minneapolis (EEUU). En los setenta abandonó el mundo del arte y decidió dejar de trabajar como crítica porque se dio cuenta que se trataba de un ámbito controlado y dirigido por hombres, razón por la cual empezó a considerarlo un campo opresivo que subordina a las mujeres. A partir de aquella década se consagró completamente al activismo feminista.
Fue cofundadora de Rivolta Femminile (Revuelta Femenina), colectivo feminista que en primer lugar practicó el separatismo, que sustrae a las mujeres del orden simbólico masculino. Fue teórica del feminismo italiano de los años setenta y promotora de la práctica de la autoconciencia, un ejercicio político que se desarrollaba en grupo y que era fuente de debate y reflexión.
Publicó un gran número de textos, tanto de crítica de arte como sobre feminismo. Entre los que fueron importantes para el movimiento internacional de mujeres destaca Escupamos sobre Hegel, que invita a cuestionar y alejarse de la cultura patriarcal. Según Lonzi disciplinas totalmente distintas como el psicoanálisis, el catolicismo y el marxismo comparten la consideración de la mujer como un ser subsidiario y complementario. Otros escritos relevantes suyos son La mujer clitórica y la mujer vaginal, texto que causó un gran revuelo, y Taci, anzi parla. Diario di una femminista, en el que Lonzi narra el proceso de descubrimiento de sí misma e incluye relatos sobre su propia vida.
En la primera mitad de los setenta hubo importantes cambios en Italia, como la victoria del No en el referéndum sobre el divorcio y las manifestaciones a favor del aborto. Estos acontecimientos cambiaron las dinámicas internas del colectivo Rivolta Femminile y en 1973 Lonzi decidió abandonarlo.
Autora: Giorgia Capiotto
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