HERSTORY es una iniciativa de la Facultat d’Humanitats de la UPF, guiada por la profesora Tamara Djermanovic. Está coordinada por la escritora y especialista en género Mª Ángeles Cabré, y en esta primera fase ha contado con la colaboración de la profesora Rosa Cerarols y de las estudiantes Giorgia Capiotto, Maria Fernández, Thomai Gkiata y Ada Morillo (Global Studies-UPF). HERSTORY Quiere ser un proyecto en expansión. “Valientes” nos da a conocer cinco vidas de mujeres exemplares: Clara Campoamor, Neus Català, Benazir Bhutto, Fatima Mernisi y Anna Ajmatova.
Clara Campoamor (1882-1972) fue una política, abogada y escritora conocida por su firme defensa de los derechos de las mujeres durante la Segunda República Española. Gracias a ella se logró el voto femenino. A causa de su implicación en la política durante este periodo, además de su pertenencia al movimiento masón, Campoamor vivió exiliada en diferentes países desde 1936 hasta el día de su muerte.
Crecida en una familia con dificultades económicas, tuvo que dejar sus estudios para ponerse a trabajar a los diez años como dependienta y modista a causa del fallecimiento de su padre. Años después, consiguió una plaza pública como auxiliar de telegrafía y, más tarde, como profesora de taquigrafía y mecanografía. Fueron estas habilidades junto a sus amplios conocimientos de idiomas los que le permitieron conseguir un puesto como secretaria del director del periódico conservador La Tribuna y redactora de la sección “Mujeres de hoy”, que la llevaría más tarde a interesarse por el mundo de la política.
Fue así como a los treinta y dos años Campoamor retomó sus estudios, sacándose el bachillerato y la carrera de Derecho. Meses después de conseguida la licenciatura, se convirtió en la segunda mujer en entrar en el Colegio de Abogados de Madrid. Durante esta época estuvo muy comprometida con el activismo, convirtiéndose en una de las fundadoras de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas y del Instituto Internacional de Uniones Intelectuales, así como participando en la Asociación Femenina Universitaria.
Decepcionada con la Agrupación Liberal Socialista por su colaboración con el general Primo de Rivera durante la dictadura, Campoamor se unió al Partido Radical, junto al cual se convirtió en una de las primeras mujeres diputadas de la historia de España. Fue en ese cargo donde luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y, por lo que más se la conoce, el sufragio universal o “voto femenino”. Esta última fue la propuesta que halló una mayor oposición en el congreso, encontrando importante resistencia por parte del sector izquierdista, que argumentó que las mujeres estaban muy influenciadas por la iglesia y, por tanto, votarían al sector conservador. Tras debates y votaciones, la propuesta consiguió salir adelante, permitiendo que las mujeres pudieran votar en España por primera vez en las elecciones de 1933.
En dichas elecciones Campoamor no renovó su escaño y, a causa de las desavenencias políticas con algunos partidos (el suyo entre otros) por lo que respecta al “voto femenino”, se acabó apartando de la política. Después del estallido de la Guerra Civil en 1936, se exilió a Francia. Allí escribió reconocidas obras como Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, donde narra el reto político que le supuso su ideología feminista, o La revolución española vista por una republicana. Exiliada en Suiza, la célebre defensora de los derechos de las mujeres murió de cáncer a los ochenta y cuatro años.
Autora: Ada Morillo
Neus Català nació el 6 de octubre de 1914 en Els Guiamets, comarca de El Priorat, y falleció en el mismo municipio el 13 de abril de 2019. Fue una activista antifascista catalana conocida por sus acciones durante la Guerra Civil Española. Ayudó a un numeroso grupo de huérfanos a cruzar la frontera y colaboró con la Resistencia. Fue deportada al campo de concentración nazi de Ravensbrück y, tras su liberación, prosiguió su lucha clandestina contra el fascismo.
Diplomada de enfermería, Neus Català formó parte de las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya (PSUC). Se trasladó a Barcelona al inicio de la guerra y en el año 1939 atravesó la frontera hacia Francia con ciento ochenta y dos niños y niñas huérfanos de la colonia Las Acacias, de Premià de Dalt. En Francia, su casa se convirtió en un centro de recepción y transmisión de mensajes, armas y documentación, además de alojar a refugiados políticos. En el año 1943, ella y su marido fueron denunciados a los nazis. Català fue encerrada y maltratada en la prisión de Limoges. Un año después, fue deportada al campo de concentración de Ravensbrück, donde fue forzada a trabajar en la elaboración de armamento.
Junto con otras mujeres, las conocidas como “comando de las gandulas”, saboteó armas fabricadas en Holleischen, una fábrica dependiente del campo de Flossenbürg. El resultado fue la inutilización de unos diez millones de balas y muchas máquinas de fabricación de armas. Al ser liberada, regresó a Francia y siguió luchando clandestinamente contra el franquismo. Desde Sarcelles, presidió la asociación Amical de Ravensbrück, mientras pertenecía a Comunistes de Catalunya, Esquerra Unida i Alternativa y también a la Fundación Pere Ardiaca. Su fondo personal, depositado en la Biblioteca de la Universidad de Barcelona, contiene información sobre las mujeres españolas y catalanas de la Resistencia, la Guerra Civil, la Segunda Guerra Mundial y detalles sobre los campos de concentración.
Es precisamente por su labor en defensa de la memoria de las mujeres que murieron en Ravensbrük que fue galardonada con la Creu de Sant Jordi en 2005. También recibió la Medalla d’Or al Mèrit Cívic del Ayuntamiento de Barcelona por su lucha por los derechos de las mujeres, y la Medalla d’Or de la Generalitat de Catalunya en 2015 por su contribución a los derechos humanos. Asimismo, el Consejo de París también la honró en 2019 con la máxima distinción de la ciudad, la Médaille Grand Vermeil.
Autora: Maria Fernández
La que fuera la primera ministra de Pakistán y, en consecuencia, la primera dirigente de un país con mayoría musulmana, fue asesinada a tiros en un atentado suicida tras haber pronunciado un mitin electoral. Benazir Bhutto había nacido en 1953 en Karachi y recibió una esmerada educación propia de las élites, una educación básicamente laica y moderna de orientación británica. De hecho, en su familia se creía que hombres y mujeres debían tener idénticas posibilidades de progreso. Cursó estudios universitarios en Estados Unidos, donde se diplomó en Gobierno Comparado en Cambridge (Massachusetts) y en Oxford (Inglaterra) donde estudió Filosofía, Ciencias Políticas y Economía.
Tras años de gobiernos militares su padre, Zulfikar Ali Bhutto, se convirtió en primer ministro y líder de la República de Pakistán representando al centroizquierdista Partido Popular de Pakistán (PPP). Benazir regresó a su país en 1977, con ganas de incorporarse al partido, pero los militares dieron un golpe de estado y derrocaron a su padre, que fue ajusticiado. A pesar de los claroscuros de su gestión, lo envolvió una aureola de mártir de la democracia.
Aunque en un principio fue la madre, Nusrat Bhutto, quien se hizo cargo de las riendas del partido, un cáncer la apartó de la primera fila política y Benazir quien heredó el liderazgo, a pesar de hallarse bajo arresto domiciliario mientras una dictadura gobernaba los destinos del país. El levantamiento de la ley marcial la llevó a regresar de un breve exilio y, como líder opositora, acabó conduciendo el PPP a la victoria gracias a su carisma y a su capacidad de movilizar a las masas. Tenía entonces treinta y cinco años. Llegaría ser primera ministra en dos legislaturas: de 1988 a 1990 y de 1993 a 1996.
Su tendencia prooccidental y su imagen moderna le generaron muchas enemistades, especialmente entre los integristas islámicos. Benazir Bhutto se casó por conveniencia con un magnate, con el que tendría tres hijos. Creía que su compromiso adquirido con el pueblo paquistaní la obligaba a renunciar a su vida sentimental. Dicha elección enfadó a las feministas, que consideraron su gesto nada ejemplar. Aunque bien es cierto que, en su ejercicio político, siempre le preocupó la inferioridad social de las mujeres e intentó mejorar su situación.
Lamentablemente la presión de los partidos religiosos que dominaban el Parlamento no permitió que llegaran a buen puerto sus propuestas, que abolían leyes retrógradas y crueles castigos -incluidos la lapidación o el destierro-. Y por supuesto también cayeron en saco roto sus programas para que las mujeres pudieran denunciar sin represalias los abusos sufridos. La oposición contra ella fue feroz y fue destituida, acusada de corrupción, aunque después logró hacerse con un segundo mandato. Destituida de nuevo, desde 1997 vivió entre Dubai y Londres. De regreso a Pakistán, en 2007 encabezó las protestas contra el gobierno del presidente Musharraf, que sería acusado de instigar su asesinato. Miles de personas acompañaron en su despedida el coche fúnebre.
Autora: Mª Ángeles Cabré
Nacida en Fez en 1940 y fallecida en Rabat en 2015, la escritora y socióloga Fátima Mernissi fue una estudiosa del Corán que quiso cambiar la imagen de la mujer que transmite el Islam, acusando de misoginia una mala interpretación que las convierte en ciudadanas de segunda y las somete a la feroz dictadura del patriarcado. Ella misma nació en un harén, por lo que conoció de primera mano las privaciones de derechos a que se sometía a las mujeres en su cultura. Contó su historia en Sueños en el umbral: Memorias de una niña del harén, aunque insistía en considerarla una falsa autobiografía. A Mernissi le corresponde pues por derecho propio ser considerada una pionera del feminismo árabe y una de sus voces más lúcidas.
Pertenecer a una familia acomodada le permitió acceder a las aulas universitarias. Tras estudiar Ciencias Políticas, fue becada por la Sorbona y se doctoró en sociología por la Universidad Brandeis (Estados Unidos). Hasta 1980 fue profesora en la Universidad Mohamed V de Rabad. Su primer libro, Sexo, ideología e islam, data de 1975, se basa en estudios de campo y ya anuncia un enfoque transgresor.
Relevante fue entre sus obras El harén político, el profeta y las mujeres, publicado en 1987, donde analizaba el papel de las esposas de Mahoma y demostraba que las palabras del profeta habían sido tergiversadas, pues él nunca mostró rechazo hacia las mujeres. Le siguieron otras como Sultanas olvidadas, Marruecos a través de sus mujeres -que recoge los testimonios de muchas de ellas de diferente clase y condición-, El hilo de Penélope o El amor en el islam. Mernissi consiguió convertir en literatura sus trabajos sociológicos al saber traducirlos en historias de vida. Sus libros han sido traducidos a una veintena de idiomas y algunos de ellos son obras de referencia.
Acusaba a su país de temer la modernidad, que no podía prescindir de la igualdad de género, y puso especial énfasis en exigir oportunidades educativas y laborales que redujeran la brecha entre ambos sexos. Como especialista en el estudio de la situación de las mujeres en las sociedades musulmanas, fue consultora de la UNESCO. Y ella misma fundó diversas asociaciones dedicadas a denunciar los abusos del patriarcado. Siempre invitó a las mujeres a hacer la revolución a través de la única arma posible, la palabra.
En 2003 le fue otorgado el Premio Príncipe de Asturias ex aequo con Susan Sontag, sin duda por haber sido la primera mujer que osó desafiar la tradición islámica en asuntos considerados hasta entonces tabús. Ese mismo año leyó en Barcelona el pregón de las fiestas de la Mercè, que bajo el título “El cowboy o Simbad. ¿Quién vencerá en la globalización?” centró en los valores del diálogo y la paz. En su última etapa se interesó por las bondades de Internet y, en general, por los nuevos sistemas de comunicación, creyendo que podían ayudar a las clases más bajas y contribuir a una democratización global.
Autora: Mª Ángeles Cabré
Poeta venerada y según los testimonios mujer muy carismática, Anna Ajmátova vino al mundo en 1889 en las inmediaciones de Odessa, a orillas del Mar Negro. Creció en San Petersburgo y escribió su primer poema con once años. Y como procedía de una familia noble de origen tártaro, cuando llegó el momento se cambió el apellido paterno por el de una antepasada suya que había sido princesa. Falleció en las inmediaciones de Moscú en 1966 y es una de las poetas rusas más relevantes del siglo XX, representante de la corriente acmeísta, que se caracteriza por rechazar el simbolismo.
Después de pasar su infancia y juventud en Kiev se trasladó a San Petersburgo, donde estudió letras, y en 1912 publicó su primer libro de poemas, Anochecer. En esos años juveniles viajó por Europa. Fue en una de sus estancias parisinas cuando la retrató Modigliani. Marcada por la Revolución Rusa de 1917 y por el terror de Stalin, Ajmátova sufrió también durante la Segunda Guerra Mundial las consecuencias del asedio nazi. No es extraño pues que la muerte y la soledad sean los temas principales de su poesía.
Casada con el escritor Nikolái Gumiliov, este fue fusilado y su amado hijo Lev condenado a trabajos forzados en Siberia. Mientras su tercer marido pereció en un campo de concentración. Habiendo podido escapar de la URSS al menos en dos ocasiones, la poeta escogió quedarse y compartir el sufrimiento de sus compatriotas. Sobrevivió a la precariedad y lo contó. Célebre es su prólogo al poema “Réquiem”, donde recuerda los largos meses que pasó esperando a diario a su hijo a las puertas de la cárcel de Leningrado en una larga cola de mujeres. Un día una de estas la reconoció y le preguntó si no podía contar ese sufrimiento en sus poemas. Ajmátova respondió que sí, que podía. Y escribió “Réquiem”, que es el retrato de ese pueblo oprimido y del horror sufrido; en definitiva, un canto a las víctimas de Stalin.
Junto a Gumiliov y a Gorodetsky había fundado el movimiento acmeísta, que combatía la decadencia y proponía una poesía de la realidad, aunque empleaba la métrica clásica. Su obra es de hecho un constante diálogo con la tradición, aunque aparece también la huella de poetas contemporáneos suyos como T.S. Eliot. El régimen soviético la silenció largamente, hasta el punto de que sus poemas fueron prohibidos. Acusada de traición, fue deportada. Incluso fue expulsada en 1946 de la Unión de Escritores Soviéticos, a la que por derecho pertenecía. Y sólo a la muerte del dictador soviético fue parcialmente rehabilitada. En los años sesenta fue propuesta para el Premio Nobel de Literatura, sin lograrlo. Poco antes de morir, en 1965, fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Oxford. Su obra completa no fue publicada en Rusia hasta los años noventa. La poeta Maria-Mercè Marçal la tradujo al catalán con la ayuda de Monika Zgustová, quien a su vez la ha vertido al castellano junto a la poeta Olvido García Valdés
Autora: Mª Ángeles Cabré
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